En 1976 la NASA envió dos sondas espaciales, las Vikings 1 y 2, a Marte para determinar si existía vida en el planeta rojo. Las sondas llevaban tres experimentos diseñados especialmente para la tarea, uno de los cuales se llamó “Labeled Release (LR) apparatus”.
El experimento LR trabajó para sacar con una pala un poco del suelo
marciano y lo mezcló con una gota de agua que contenía nutrientes y
átomos radiactivos de carbono.La idea es que si el suelo contenía microbios, las formas de vida debían metabolizar los nutrientes y liberar dióxido de carbono radiactivo o ya sea gas metano, que podría ser medido por un detector de radiación en la sonda.
Una serie de experimentos de control se realizaron primero, incluyendo el calentamiento de algunas muestras de suelo de Marte a diferentes temperaturas y el aislamiento de otras muestras en la oscuridad durante meses a condiciones que matan a los microbios que son fotosintéticos o que dependen de los organismos fotosintéticos para la supervivencia. Estas muestras de control también se mezclaron con la solución nutritiva.
Para el deleite de muchos biólogos de la época, el experimento LR salió positivo para la vida, y los experimentos de control fueron negativos.
“En el momento en que los nutrientes se mezclan con la muestra de suelo, tienes algo así como 10.000 cuentas de moléculas radiactivas, un gran aumento de 50 o 60 cargas que constituían la radiación natural de fondo en Marte”, dijo el miembro del estudio Joseph Miller, un neurobiólogo en la Universidad del Sur de California y ex director del espacio de la NASA del proyecto de la lanzadera.
Desafortunadamente, los resultados del experimento de LR, no fueron
respaldados por las sondas y otros dos experimentos, los cuales salieron
negativos para la vida, por lo que la agencia espacial descartó la
posibilidad.Ahora, después de correr de nuevo los datos LR del Viking a través de una prueba matemática diseñada para separar las señales biológicas de las señales no biológicas, el equipo de Miller cree que los experimentos LR, efectivamente, encontraron signos de vida microbiana en el suelo marciano.
“Es muy posible que usted si tenga en marte microbios viviendo a un par de centímetros bajo el suelo, cerca del hielo de agua”, dijo.
Datos del Clustering Viking Mars
Para el estudio, Miller y el matemático Giorgio Bianciardi de la Universidad de Siena, Italia, utilizaron una técnica llamada análisis de conglomerados, que agrupa los conjuntos de datos de aspecto similar.
“Nos acaba de conectar todo; el [experimento de control en la viking] con los datos, dijo: Vamos a la clase de análisis de conglomerados”, dijo Miller. “Lo que sucedió fue que encontramos dos grupos: Un grupo lo constituían los dos experimentos activos sobre el Viking y el otro grupo fue constituido por los cinco experimentos de control”.
Para reforzar su caso, el equipo también comparó los datos arrojados por
las naves vikings con las mediciones recogidas de fuentes biológicas
confirmadas en la Tierra, por ejemplo, lecturas de la temperatura de una
rata y de los puramente físicos, las fuentes no biológicas.“Resultó que todos los experimentos biológicos en la Tierra fueron ordenados de acuerdo con los experimentos activos de las naves vikings, y toda la serie de datos ordenados no biológicos con los experimentos de control”, dijo Miller. “Fue un fenómeno muy claro.”
El equipo reconoce, sin embargo, que este hallazgo por sí solo no es suficiente para demostrar que hay vida en Marte.
“Simplemente dice que hay una gran diferencia entre los experimentos activos y los controles, y los experimentos activos de las vikings ordenados con la biología terrestre y los controles ordenados con los fenómenos no biológicos”, dijo Miller.
La evidencia de Ritmos biológicos en Marte
Sin embargo, los nuevos hallazgos son consistentes con un estudio previo publicado por Miller, en el que su equipo encontró signos de un ritmo circadiano en Marte en los resultados del experimento Viking de liberación marcada.
Los ritmos circadianos son los relojes internos que se encuentran en cada forma de vida conocida, incluyendo los microbios y en los procesos de ayuda de control biológico, como la vigilia, el dormir, y la regulación de la temperatura.
En la Tierra este reloj se ajusta a un ciclo de 24 horas, pero en Marte sería de alrededor de 24,7 horas correspondientes a un día marciano.
En su anterior trabajo, Miller se dio cuenta de que las mediciones del experimento LR de radiación varía con la hora del día en Marte.“Si se mira de cerca, se podía ver que la [ medición de gas radiactivo], fue subiendo durante el día y bajando en la noche …. Las oscilaciones se produjeron en un plazo de 24.66 horas”, dijo Miller.
“Eso es, básicamente, un ritmo circadiano, y creemos que los ritmos circadianos son una buena señal de vida.”
Esperando el vídeo
A pesar de su propia convicción de que la misión Viking detectó vida en Marte, Miller dijo que no espera que la mayoría de la gente se convenza hasta que se pueda ver un video de bacterias marcianas colocadas en una placa de Petri.
“Pero por alguna razón, la NASA no ha enviado nunca un microscopio que le permita hacer algo como eso”, dijo. “Si son capaces de enviar un microscopio en busca de datos para los geólogos, deben ser capaces de enviar uno para los biólogos.”
La próxima Misión marciana de la NASA, la Mars Science Laboratory, también conocida como “curiosidad” -llegará al planeta rojo a finales de este año. Aunque no está llevando un microscopio, Miller cree que la nave puede encontrar evidencia de apoyo para la teoría de su equipo.
“No va a probar la hipótesis [de vida en Marte] directamente, pero creo que van a ser capaces de detectar el metano”, dijo Miller. “Y si detectan un ritmo circadiano en la liberación de metano a la atmósfera, sería muy coherente con lo que descubrimos.”
Fuente: http://universitam.com/academicos/?p=19080
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