El domingo 8 de octubre de, 2006, cerca de las 21, como todos los días, Juan Torres y su esposa se disponían a volver a la ciudad después de cerrar su negocio de artesanías en el Hotel Potrero de los Funes.
Con las llaves del auto en la mano y conversando con su mujer sobre las ventas del fin de semana, Juan se dirigía a la playa de estacionamiento. Pero ese día fue distinto. No llegó a arrancar su auto.
“Una gran luz redonda de color azulado bordó, del tamaño de un automóvil” —describió— que se había posado sobre el cerro de la Quebrada de los Cóndores, hizo que detuviera la marcha y la conversación quedara sin terminar.
Ambos volvieron corriendo al Hotel para avisar a quienes trabajan allí sobre el extraño suceso: “Todos lo vieron, los chicos de recepción y algunas personas que se están hospedando también”, dijo Juan y agregó: “Estuvo sobre el cerro por más de 20 minutos y como la noche estaba bien clara se veía muy bien”.
Lorena Casini trabaja en la recepción del hotel y fue una de las 8 personas que salieron al llamado de Torres para ver el objeto, pero una de las pocas que se animó a contarle a El Diario de la República su experiencia: “Vi una luz que permaneció mucho tiempo estática, de repente se podían ver otras luces de colores, que daban la impresión que se apagaban y prendían.
Luego la luz más fuerte, la más brillante que vi en mi vida, se fue poniendo tenue hasta que se apagó. Dejó una aureola marcada en el cielo”, dijo. Y agregó: “Al principio nadie creía que fuera un OVNI, esa fue la reacción general. Pensamos que era un avión, pero los aviones no se quedan parados en un mismo lugar tanto tiempo”.
Francisco, otro empleado del Hotel que prefirió no dar a conocer su apellido, contó también su experiencia: “Una luz que apareció de golpe y llevaba otras luces alrededor.
Parecía que venía para el hotel, pero se estacionó y empezó como a prenderse y apagarse. Bajaba y subía la intensidad, hasta que se extinguió totalmente dejando una marca en el cielo”.
Antecedentes
En la madrugada del 4 de febrero de 1978 cuatro pescadores que se encontraban a la orilla del dique La Florida, en el Club Náutico de Pesca, vieron descender a un OVNI y luego presenciaron “la caminata de un ser de forma humanoide”, según describieron.
Al enterarse del hecho la Policía de la Provincia, al mando por esos días de Raúl Benjamín López, ordena conformar una comisión especial con personal de la División Científica. El equipo efectuó diferentes estudios en el lugar señalado por los testigos y en uno de los rastrillajes descubrieron “rastros de forma regular y en espacios de 1,50 metros, con pastos aplastados y un centro desprovisto de elementos vegetales. Los mismos tienen forma ovoide de 30 por 17 centímetros e indican la presencia de un elemento rombo de gran peso que hunde los pastos y espinillos que se encuentran en el lugar”, describía el informe.
Este hecho hizo que el reconocido ufólogo Fabio Zerpa visitara la provincia y realizara un análisis: “Cuando el OVNI se introduce en esa especie de aureola y desaparece, como cuando uno introduce una moneda en la alcancía, nos abre la hipótesis de los mundos paralelos”. Y sobre el caso puntual de La Florida expresó: “No podemos compararlo con otros casos similares, ya que la lista sería muy numerosa. El aparato es del tipo clásico Nº 8 de la clasificación de Claude Poher: dos platos soperos invertidos, con una especie de alerón en la parte central”.
Fuente: http://www.grupopayne.com.ar/archivo/06/0610/061010/11.php
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