William J. Meister, un coleccionista de fósiles no profesional, descubrió en junio de 1968 lo que podría ser el fósil de una huella humana más antiguo que se ha encontrado. Se trata de una impresión sobre piedra que tendría entre 300 y 600 millones de años. Por supuesto que semejante afirmación queda en oposición con todas las teorías conocidas sobre la aparición de los hombres en nuestro planeta.
Lo cual, dado que la huella existe de verdad —por lo menos parece serlo— ha generado, como otras cuestiones que nunca se terminan de aclarar científicamente, una gran discusión.
Meister estaba de expedición en Antelope Spring, un sitio ubicado a casi 70 kilómetros de Delta, en el estado de Utah, Estados Unidos de Norteamérica. Lo acompañaban sus esposa y dos hijas.
Ya habían encontrado varios fósiles pequeños cuando Meister golpeó con su martillo de geólogo una losa de unos cinco centímetros de espesor, partiéndola de plano en dos, como se abre un libro. Allí estaba la huella.
Como suele suceder en todo fósil que ha quedado atrapado en un sedimento, ambos lados del bloque muestran la marca de una sandalia, una en positivo y la otra en negativo, del tamaño normal de un pie humano.
Esta pisada es muy particular, porque ha aplastado bajo su suela ni más ni menos que trilobites.
Los trilobites pertenecen a un orden extinto, pariente de los arácnidos y los crustáceos marinos como los cangrejos y langostas, que floreció hace unos 320 millones de años y se extinguió por completo hace 280 millones de años.
Como se sabe, se piensa que los humanos, como especie, existimos desde hace entre 2 y 3 millones de años.
Es imposible que un humano, y menos uno calzado con una sandalia, haya aplastado un trilobite al mismo tiempo que dejaba su huella para la posteridad.
La sandalia que habría aplastado al trilobite vivo tenía 25,2 cm de largo y 8,4 cm de ancho.
El talón está ligeramente más hundido que la suela, tal como es normal en una huella humana. Meister llevó la piedra al profesor de metalurgia Melvin Cook, de la universidad de Utah, quien le recomendó que le mostrara el espécimen a los geólogos de la universidad. Pero Meister no pudo encontrar ninguno dispuesto a examinarla. Se dirigió un periódico local, llamado The Desert News, que publicó un artículo. En poco tiempo la noticia recorrió los Estados Unidos, recibiendo gran atención.
El día 20 de julio de 1968 el Dr. Clifford Burdick, geólogo de Tucson, Arizona, examinó el sitio del hallazgo, encontrando de inmediato otra huella, con la impresión del pie de un niño sobre una base de pizarra.
"La impresión", dijo, "tenía más o menos 14,4 cm de longitud y mostraba los dedos del pie abiertos, como si nunca hubiese usado calzado, que causa que los dedos se mantengan juntos. El pie no parece haber tenido mucho arco y el dedo pulgar no es muy prominente".
El Dr. Burdick determinó: "La roca se fracturó en el lado delantero de los dedos antes de que yo hallara el fósil. En esta sección se ve que la estructura de la roca está formada por láminas finas o planos de pizarra. Cuando los dedos presionaron sobre el material blando, las láminas fueron presionadas hacia abajo de la horizontal, indicando el peso que presionó sobre el lodo."
Fósil de trilobite |
Pero no había trilobites aplastados por estas huellas, aunque sí se encontró uno pequeño cerca de las marcas de pisadas, en la misma roca.
Se ha especulado con la posibilidad de que la Tierra haya sido visitada por humanoides muy similares a nosotros hace millones de años, en la época de los trilobites, o que lo que ha quedado registrado allí sea una visita de humanos como nosotros, quizás de un futuro más o menos cercano, que se movilizaron al pasado utilizando alguna clase de "máquina del tiempo".
Existen otros casos similares, que se comentan a continuación.
Impresión fosilizada de una mano
Este fósil, que muestra con exactitud la impresión de una mano humana, muestra un increíble detalle: tiene incluso la marca de una uña.
Fue hallado en las piedras calizas de Glen Rose, en Texas, EEUU, y se supone que tiene unos 110 millones de años, o sea que fue dejada en la era de los dinosaurios.
Dedo humano fosilizado
Este fósil, identificado como DM93-083, pertenece a una colección personal y fue hallado en la Isla Axel Heiberg, en el ártico Canadiense.
Está datado en unos 100 a 110 millones de años atrás, época que corresponde al Cretáceo.
Debajo de la foto se ve una imagen radiográfica, en la que se observan los huesos, que al tener menor densidad que la parte del petrificada exterior se ven en tono mucho más oscuro.
Huellas de hombres en el Cretáceo
En las mismas calizas donde se dice haber hallado la huella de un mano descripta arriba, aparecen huellas que parecen ser humanas, sólo que de gran tamaño (pies de 38 cm de longitud y una separación de huellas que indicarían hombres de más de 2,5 m de altura). Se les llama "The Glen Rose Tracks". Aparentemente, en el mismo lugar habría huellas de saurópodos (grandes herbíboros) y de dinosaurios carnívoros, e incluso la huellas aparentemente humanas estarían en estratos inferiores (más antiguos, por consiguiente) a los de las huellas de dinosaurios.
Las huellas de Malasia
En un sitio dedicado a promover el turismo de Penang, ofrecen unas fotos y un poco de historia sobre una huella gigante (de unos 85 cm) hallada sobre una roca cercana al mar en Batu Maung y otra huella hermana encontrada en Bayan Lepas, una selva distante unos 10 km de allí.
También dicen que tienen noticias de huellas similares en unas islas llamadas Pulau Aman y Pulau Jerejak.
Fuente: http://axxon.com.ar/zap/c-zapping0114.htm
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