En la islas Flannan se encuentra uno de los faros más remotos de Escocia, este faro ha avisado del peligro a los barcos durante más de 100 años.
Sin embargo durante una semana del Diciembre de 1900, el faro permaneció apagado.
El mal tiempo retardó la visita del barco de salvamento casi una semana, cuando por fin pudo llegar a la isla el día de San Esteban del 1900 no descubrió ni rastro de los tres guardafaros que se encargaban de mantener encendida su luz.
La luz del faro destelleaba 2 veces cada medio minuto.
En condiciones óptimas de tiempo, podía verse desde una distancia de hasta 40km.
Aunque normalmente la niebla envolvía la isla y la visibilidad reducía este alcance, era en estas condiciones cuando su rayo de luz se convertía en vital para los barcos de la zona. Un equipo de tres guardafaros se encargaban del mantenimiento del faro. Cada dos semanas un barco llegaba a la isla con provisiones y con otro equipo de guardafaros para reemplazar el turno anterior, la isla no era un buen lugar para estarse mucho tiempo.
El faro de 23 metros de altura, fue construido en 1899 en el punto más alto del islote más grande de los 7 que componen el grupo de islas, llamado Eilean Mòr.
El 7 de Diciembre de ese año, llegó un nuevo turno de guardafaros encabezado por guardafaro jefe James Ducat, formaba también parte del grupo Donald Macarthur que había ocupado el puesto del primer asistente habitual, William Ross, que había caído enfermo.
Macarthur trabajaba como guardafaro sólo ocasionalmente cuando alguno de los regulares no podía acudir. El asistente segundo era Thomas Marshall.
Acompañando a los tres en el barco de servicio estaba el Superintendente del Northern Lighthouse Board, Robert Muirhead. El superintendente bajó con ellos a la isla para comprobar que todo estaba correctamente y tras comentar algunos detalles se marchó. Muirhead sería la última persona que vería a los tres guardafaros con vida.
Durante la semana siguiente, como era habitual, la isla era sometida a observaciones regulares desde tierra mediante un telescopio. En caso de emergencia, los guardafaros podían izar la bandera adecuada y se les enviaría ayuda de manera inmediata. Sin embargo el faro, era muchas veces ocultado por la niebla, por lo cuál no había garantía de que en caso que se izara la bandera la señal fuera vista desde tierra. De hecho fue este uno de los problemas que Ducat y Muihard habían comentado durante su corta estancia.
Durante las dos semanas posteriores la niebla ocultó la isla. Por lo que no fue visible desde tierra hasta el 29 de Diciembre. Por el contrario la luz del faro fue visible el 7 de Diciembre, aunque los 4 días posteriores la niebla también la obscureció. Aunque fue vuelta a ver el día 12, después de este día no se volvió a ver durante 15 días.
Fue el día 15, el vapor SS Archtor a su paso cerca de la isla el primero en echar en falta la luz. Su capitán juzgó que el tiempo era no lo suficiente malo para no verla.
Por lo que a su llegada a Oban dio parte de ello.
Aparentemente no se tomó ninguna acción urgente y se espero a la fecha habitual para relevar la tripulación para enviar un barco, relevo que se tuvo que aplazar 4 días más por el mal estado de la mar y del tiempo.
De manera que se tuvo esperar al día 26 para que el barco Hesperus llegara a la isla.
A la llegada a la isla nadie salió al hacer sonar la sirena ni bajó a recibirlos. Al llegar al faro comprobaron que la puerta estaba cerrada con llave, tras abrir la puerta comprobaron que no había nadie no había fuego en la chimenea, las camas estaban por hacer y el reloj de pared estaba parado. Todo estaba dispuesto para comer, pero la comida estaba sin tocar, el único signo de que hubiera ocurrido algo extraño era una silla tirada en el suelo.
Tras rastrear la isla no encontraron ni rastro de los guardafaros. El grupo de reemplazo se hizo cargo del faro. Según pudieron averiguar todo parecía haber bien sin problemas hasta la tarde del 15. Cumpliendo con su obligación, estaban obligados a llevar un registro a modo de diario de a bordo de los barcos. Ducat, el guardafaro jefe, había compilado informes hasta el día 13. Las entrada del 14 y 15 habían sido anotadas a modo de borrador y aún quedaba pasarlas al diario oficial. Según estos registros el día 14 había habido una tormenta pero a las mañana siguiente había amainado y no había ninguna indicación de ningún otro problema.
Según el informe del superintendente Muirhead, que llegó a la isla el 29, la tormenta del 14 había causado daños substanciales en la parte oeste de la isla, en especial en su muelle y en una especie de almacén situado a 33 metros sobre el nivel del mar, donde se guardaban cuerdas y repuestos de la grúa situada justo a su lado, que se usaba para subir las provisiones y materiales desde el acantilado. También habían sufrido serios daños los raíles de hierro que iban desde la plataforma de la grúa hasta el faro. Unos habían sido doblados y otros arrancados, y una piedra de cerca de una tonelada de peso había aplastado otros.
En la cima del acantilado, a unos 60 metros sobre el nivel del mar, las hierbas habían sido arrancadas.
Pese a todo estos daños habrían sido anteriores a la desaparición pues tal como se apuntaba en el diario, el día anterior habían subrido una importante tormenta.
Muirhead concluyó que los hombres habían abandonado el faro para proteger el almacén de la tormenta o asegurar la grúa.
Uno de los impermeables se encontró dentro del faro, lo cual sugirió que uno de los guardafaros habría salido sin él, lo cual es un tanto sorprendente debido al mal tiempo. Quien quiera que fuera el último en abandonar el faro, habría incurrido en una falta contra las normas, al dejar la luz desatendida. Muirhead creyó que o habían sido arrastrados por el viento cuando iban por el borde de las rocas, o más probablemente una ola gigante los había llevado con ella.
Algunas teorías más recientes para justificar los aspectos que no encajan del todo en la explicación de Muirhead, proponen que el guardafaro que se habría quedado en el faro, al ver olas gigantes aproximarse a la isla, habría salido corriendo para avisar a sus compañeros que podrían haber estado haciendo tareas de mantenimiento tal como sostenía Muirhead en el muelle dañado por la tormenta. Esta urgencia justificaría la silla caída y que saliera sin impermeable, pero seguiría sin explicar el hecho que la puerta estuviera cerrada con llave.
Este tipo de olas gigantes que pueden alcanzar hasta 20 metros de altura y que hasta hace poco eran tomadas por legendarias, ocurren de manera un tanto espontánea, lo cuál explicaría que sucediera en un día con no excesivo mal tiempo.
Se desconoce si estas explicaciones proporcionaron algún alivio a las familias.
Las muertes de Thomas Marshal, James Ducat (que dejó viuda y cuatro hijos) y Donald McArthur (viuda y dos hijos) supusieron una tragedia que se recordó durante muchos años después en el servicio de faros.
En 1912, Wilfrid Gibson publicó su famoso poema Flannan Isle. Que pese a carecer de rigor histórico, sembró una sensación de peligro e incertidumbre.
De hecho, fue esta obra más que los acontecimientos reales lo que capturó la imaginación de la gente, creando historias de extraterrestres, secuestros de espías extranjeros, asesinatos de uno matando a los otros dos, sirenas y monstruos marinos.
Posteriormente en 1925 este faro se convertiría en uno de los primeros en contar con un enlace de telegrafía sin hilos con la costa, que supuso un incremento en la seguridad y tranquilidad de los guardafaros. Finalmente 1971 se procedió a su automatización total y la isla quedó deshabitada.
Fuente: http://www.cabovolo.com/2008/04/el-misterio-de-las-islas-flannan.html
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