Fenómenos paranormales en la Rectoría Borley ~ Misterios en la Web

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martes, 17 de enero de 2012

Fenómenos paranormales en la Rectoría Borley

El 10 de julio de 1929 el rotativo británico Daily Mirror publicaba la exclusiva. En una rectoría situada entre los condados británicos de Essex y Suffolk se estaban produciendo toda clase de fenómenos paranormales.

“Figuras fantasmales de cocheros decapitados – afirmaba el periodista V.C.Wall en la crónica – , una monja, una carroza tirada por dos caballos bayos que aparecía y desaparecía misteriosamente, pisadas en habitaciones vacías […]”.


La noticia sobre el embrujamiento del rectorado Borley, un edificio de dos plantas de ladrillo rojo y 23 habitaciones de estilo victoriano, corrió como la pólvora por todo el país y el editor del Daily Mirror decidió ponerse en contacto con el parapsicólogo

Harry Price ante la inusitada repercusión que había producido el incidente.

Harry Price, miembro de la Society Psychal Research y fundador de la National Library of Psychal Research dependiente de la Universidad de Londres, acudió al enclave endemoniado y comenzó a recabar toda la información.

Los primeros resultados sobre la mansión Borley fueron espectaculares. El paraje contaba con un extenso y trágico pasado marcado por la muerte e insólitos incidentes enigmáticos.

Según diferentes estudios históricos aquel solar había sido durante el siglo XIII el punto donde se asentaba un convento en el que se produjeron varios crímenes. El asesinato, más concretamente de una pareja de eclesiásticos, de un sacerdote del monasterio y una monja del claustro de Bures, situado a 13 kilómetros de distancia, que tras un apasionado romance intentaron huir y dar un girode 180 grados a sus vidas.

El final, como suele ocurrir, tuvo un desenlace fatal. Fueron capturados y ejecutados cruelmente: a él la decapitaron y a ella la emparedaron en los muros del inmueble.
Fue tras estos lóbregos lances cuando empezaron a sucederse las apariciones, según los observadores, de una figura fantasmal vestida con hábitos religiosos.

E.D. Bull, sacerdote artífice de la construcción en 1863 y primer inquilino, no se vio afectado por las leyendas en un principio.

Pero con el paso del tiempo el misterio fue transformándose en una realidad diaria.

Durante los 65 años en los que la familia Bull estuvo en la rectoría, desde 1863 hasta 1927, se produjeron una extensa lista de hechos inauditos.

Experiencias y manifestaciones que fueron corroboradas por vecinos de las localidades colindantes.

Pero todo “estalló” cuando el sacerdote Eric Smith se instaló en la mansión y dio a conocer a losperiodistas del Daily Mirror la extraña casuística que estaba padeciendo.


Los fenómenos que se producían eran muy variados: el inexplicable tintineo de las campanillas y los timbres, la observación de una figura luminosa ataviada con vestimenta de monja por el jardín, el característico movimiento de objetos, sonidos de pasos por las habitaciones, las llaves de las puertas saltaban de las cerraduras, volaban piedras desde el tejado e incluso se pudieron escuchar gritos desgarradores y el paso de carruajes inexistentes por los alrededores del lugar.

Harry Price, a los tres días de su primera visita y desbordado por los acontecimientos, decidió organizar una sesión de espiritismo para intentar esclarecer el enigma. En el experimento participaron el reverendo Smith, su esposa, una médium y el propio investigador. El resultado terminó de sembrar el desconcierto: el espíritu del sacerdote Henry Bull, antiguo regente y constructor del edificio, informó sobre el truculento pasado del lugar.

Una semana después de la prueba el párroco Smith y su mujer abandonaron definitivamente la casa.La fenomenología había llegado a tal punto de agresividad y violencia que era imposible vivir allí y Price tuvo que abandonar sus análisis.

Transcurrió un año hasta que la rectoría fue habitada de nuevo. Esta vez por el clérigo Lyonel Foyster, primo del fallecido reverendo Bull, y su mujer, Marianne.

Durante los primeros meses reinó la paz, pero todo cambiaría repentinamente… los timbres volvieron a sonar, las campanas a tañir, se escuchaba el arrastrar de cadenas, se materializaban relojes,monedas y, lo más espectacular, comenzaron a aparecer mensajes escritos en las paredes. Unas misivas presuntamente realizadas por entidades del más allá en las que de una forma desgarradora pedían auxilio, como “Por favor, ayuda… Marianne” o “No puedo entender, dime más”.

Foyster y Marianne volvieron a requerir los servicios del parapsicólogo Price.

Esta vez acudió junto con dos de sus empleados y un equipo móvil compuesto por cámaras fotográficas, cintas métricas, polvo para impresionar huellas, un cámara cinematográfica de 16 mm, filtros luminosos y acústicos, varios instrumentos de medición térmica, etc.

Durante el trabajo de campo que se efectuó aumentaron los mensajes. Parecían ser crípticos. Encerraban algún tipo de información especial.

Y de entre todos, uno de ellos, de carácter profético y apocalíptico, marcaría los designios del caso: “Esta casa será pasto de las llamas”.

Los fenómenos asediaban a una inocente Marianne, que empezó a sufrir una fuerte alteración psíquica debido a la situación, motivo por el cual el matrimonio abandonaría la casa definitivamente en 1935.
La rectoría Borley, de nuevo, quedó desamparada. Nadie parecía poder habitar entre sus muros.
Harry Price aprovechó esta circunstancia para promover nuevos experimentos. El investigador psíquico alquiló el caserón, concretamente desde el 19 de mayo de 1937 hasta finales de 1938, y puso un anuncio en el rotativo The Times en el que se solicitaba voluntarios para el estudio de los fenómenos paranormales de la abadía.

“Se buscan personas – rezaba la petición publicada en el periódico británico – responsables,inteligentes, intrépidas, críticas e imparciales para realizar turnos de observaciones en una casa. Si no saben nada sobre investigación psíquica, mejor”.

La respuesta fue todo un éxito. Fueron reclutadas un total de 48 personas. Todos ellos permanecieron en Borley por espacio de un año y medio y durante este tiempo todos los inquilinosfueron testigos de lo insólito.
El 27 de febrero de 1939, el capitán W.H.Gregson, posterior morador, se encontraba en la biblioteca del caserón cuando una lámpara de aceita se estrellaba contra el suelo de forma inexplicable. Lasllamas se extendieron rápidamente por el inmueble y el fuego devoró toda la mansión.


La famosa fotografía del ladrillo de Borley

¿Se cumplió la profecía realizada años atrás y rubricada en los muros? Parece ser que sí. Pero lahistoria de Borley continuó a pesar de su desaparición.

Durante la demolición del edificio, el cual quedó prácticamente derruido a causa del incendio, varios obreros aseguraron haber observado extraños portentos entre las ruinas del inmueble y se descubrieron restos óseos.

¿Corresponderían aquellos huesos a la monja emparedada siglos atrás?
No lo sabemos a ciencia cierta, pero de lo que no hay duda es sobre las aterradoras manifestaciones que los empleados en el derribo pudieron vivir. Episodios que hicieron nuevamente poner deactualidad a Borley, ya que un reportero del periódico Life, mientras realizaba un reportaje gráfico de las obras, pudo captar en una fotografía el presunto vuelo de un ladrillo entre los cimientos de la mansión desvencijada. Todo un documento.

La comisión científica dirigida por Russell, y compuesta por los ingenieros Frank Parry y John Fay, ratificó la existencia de una fenomenología paranormal en Borley:
Hemos grabado –explicaba el informe de los estudiosos- cientos de ruidos extraordinarios, pisadas, golpes y demás. En una ocasión localizamos un centro de perturbación cerca del sepulcro Waldegrave; era tangible, como un torbellino de energía. Cuando se pasaba la mano por él, se sentía una especie de cosquilleo, como el que produce la electricidad estática. En otra ocasión llegamos a escuchar un profundo gruñido
Y es que, como afirmó Harry Price, Borley, ha sido, es y será, el lugar más encantado de Inglaterra.






Fuente: http://revistadigitalavalon.es/?p=3280#more-3280

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