Ese día, varias personas vieron un extraño objeto que caía, seguido por una gran explosión, que provocó remezones de tierra, una columna de humo negro y denso que subió por varios centenares de metros, una sensación en la gente de "cambio en el aire", y huída de animales. El fenómeno afectó a campesinos de varios kilómetros a la redonda del cerro El Zaire, ubicado en Tarija, Bolivia, en el límite con Salta (norte de Argentina).
Los hechos como fueron sucediendo
Eran las 17,30 hora de Argentina, cuando personas de distintos poblados del norte de Argentina y sur de Bolivia vieron un objeto de forma ovoide, acerado, que desprendía una estela de humo y se precipitaba a gran velocidad. Seguidamente se escuchó una gran explosión que ocasionó en varios lugares el desbande de animales. Inmediatamente, unos remezones de tierra que confundieron con temblores y finalmente una gran columna de humo negro.
- Esquema aproximado del recorrido del objeto, figuran también los poblados donde se observó la caída y se sintieron los efectos de la misma. El más afectado (y cercano al impacto), es el poblado de Padcaya.
- Cabe aclarar que el norte de Salta, en la región donde ocurrió este caso, está cubierto por selva subtropical, de muy tupida vegetación conocida como Las Yungas, se encuentra allí el Parque Nacional El Baritú, que guarda uno de los biomas más vírgenes del país. El calor, la humedad y la frondosa vegetación fueron factores que jugaron en contra de los expedicionarios que fueron, desde Salta, en busca del objeto precipitado.
...."el Grupo Aéreo de Cobertura Militar, con asiento en la base de Tarija, destacó varios aviones, a los que más tarde se agregó un helicóptero, al lugar del impacto. La operación estaba a cargo del Teniente Coronel Julio Molina. Cuando el Teniente Osvaldo Prado localizó el punto exacto de la colisión, se fotografió el inusitado y tremendo "desmoronamiento"en la ladera sur del cerro El Zaire, donde un enorme hoyo, de unos 300/400 mts., con 400/500 mts. de ancho y más o menos 1.500 mts. de largo, quedaba como vestigio indudable del fenómeno...."
Los testimonios de la gente de las distintas localidades afectadas coincidirían invariablemente en tres puntos:
* Lo fuerte de la explosión
* El movimiento telúrico que se sintió inmediatamente
* La columna de humo negro
La noticia de una extraña explosión en la zona norte de la provincia se escuchó en la radio, y coincidió además, con algunos testimonios de gente de la ciudad de Capital Salta, que la noche anterior (5 de mayo), habían visto una extraña luz en el cielo que se movía vertiginosamente.
Recién el día 9 de mayo, el diario local salteño se hace eco de la noticia, y publica la misma con el título "Habría caído un las serranías cercanas al parque El Baritú un extraño objeto", y a partir de allí, se comentó extensamente la noticia en los días posteriores. También, dicho diario envió una expedición de periodistas y fotógrafos en busca del objeto, los que estuvieron enviando reportes diarios de todo lo que iban averiguando.
Cabe también, como dato adjunto, que en esos días, se tenía información de la aparición de objetos extraños en distintos puntos del país, por ejemplo, en Villa Mercedes, se observó una cuadrilla de no menos de 50 objetos surcando el cielo; otra flotilla de aproximadamente 30 había sido vista en Mendoza; el 11 de mayo 25 a 30 objetos fueron vistos en los cielos catamarqueños en la madrugada.
También en la frontera con Bolivia, el día 9 de mayo (tres días después de la explosión), se vieron tres objetos luminosos, en la zona cercana a la explosión, cuyos movimientos, según declararon pobladores, no parecían corresponder al de los aviones conocidos, pues describían movimientos en zig zag.
En estos días, en Salta se pensaba que el objeto se había estrellado en la zona del Parque Nacional El Baritú o en Santa Victoria Oeste, por lo cual, estando en jurisdicción salteña, el Escuadrón de Orán de Gendarmería Nacional y la Sección de Aguas Blancas siguieron con la investigación desde el lado argentino. También lo hizo un avión de Gendarmería, pero sin resultados positivos debido a las características de la enmarañada selva de El Baritú.
Es importante destacar, es que fuentes allegadas a Gendarmería Nacional (argentina), anticiparon que: "la búsqueda se hará hasta las últimas consecuencias, puesto que en el organismo de seguridad se estima que corresponde investigar las características de la explosión, que, de no corresponder a causas naturales, no podría haber sido provocada por armas convencionales en uso en nuestro país".
Durantes uno de los vuelos de reconocimiento efectuados por el avión de Gendarmería el día 10 de mayo, se informó que se observó sobre El Baritú, a unos 3.000 mts. de altura, la presencia de tres objetos luminosos, los cuales, luego de permanecer por un tiempo considerable, desaparecieron a gran velocidad.
Igualmente, versiones de gente de la zona hablaban de flotillas de al menos 30 objetos surcando el cielo de Orán el mismo día, para desaparecer luego en dirección SurOeste, lo cual se vinculó a la cuadrilla que surcó el cielo mendocino el mismo día.
Algunos testimonios de gente de los poblados cercanos al impacto
Director de la escuela Nº 7 de Candadito Chico, Sr. Tomás de la Torre: "El sábado, alrededor de las 17, cuando los chicos se aprestaban a abandonar la escuela, se sintió la fuerte explosión, y se observó en dirección noroeste una extensa estela de humo que permaneció en el espacio por varios minutos, lo vimos todos"-.
Jesús Ordoñez Carrique: El criador de cabras, narró que vió en el cielo un enorme objeto ovoidal acerado, brillante, que despedía una gruesa estela de humo, y luego se escuchó la gran explosión que ocasionó que se desbandaran los animales para no volver a encontrarlos. (La Mámora es una pequeña población de campesinos y mineros, ubicada a pocos kmts. del cerro El Zaire, en la época contaba con aproximadamente 800 habitantes).
Celestino Guayra Fernández: También poblador de La Mamora, señaló que, tras ver el paso de un "plato volador" (así lo definió él), tuvo la impresión de que uno de los cerros de la cadena montañosa que surca La Mamora entraría en erupción debido a la violencia de la explosión.
Intendente de Los Toldos, Sr. Matías Saravia: -"Yo no ví nada, pero gente de allí me contó que vió pasar algo del tamaño de una pelota de fútbol que poco después explotó dejando escapar una alta columna de humo grisáceo...."
Gente de Gendarmería Nacional (Argentina): -"Escuchamos una violenta detonación.."-
David Abay, jefe de mantenimiento del aserradero Treserres, en Orán: Escuchó la explosión y luego los empleados del aserradero, situado a 2 kmts. de allí contaron que cerca de las 17,30 vieron pasar un artefacto volando en forma horizontal en dirección SE-NO, hacia Los Toldos, dejando una estela de luces rojizo-azuladas y luego escucharon la explosión.
Encarnación Chanque: Una pastora de un caserío llamado Tierra Floja, relató que al momento de ocurrir la explosión, había sentido una sensación como de corriente eléctrica que le atravezaba el cuerpo de abajo hacia arriba y que había sentido gran temor.
María Guayra: Declaró que su esposo recibió algo como una descarga eléctrica que lo inmovilizó por un tiempo.
Corrieron rumores de que pobladores de un pequeño villorio boliviano, situado frente a Trigo Huaco, habrían recogido restos metálicos del artefacto aún no identificado.
A su vez, Gendarmería Nacional (argentina), en un informe oficial suministrado por la Séptima Agrupación con asiento en Salta, ratificaba que en la zona del suceso fueron vistos durante la jornada del martes 9 tres aviones desconocidos sobrevolando la zona cercana al impacto (luego veremos que la Fuerza Aérea norteamericana había tomado cartas en el asunto). Ya para entonces, Gendarmería había caratulado el caso como "Caso objeto volador no identificado".
Mientras tanto, el equipo del diario salteño, que ya había recorrido la mayoría de los poblados cercanos a la zona del impacto recogiendo infinidad de testimonios de los pobladores, continuaba la búsqueda en un avión cessna a cargo de un piloto del Aeroclub Salta, pero con resultados negativos.
Sigamos viendo que pasó en aquellos días: un enviado de las autoridades bolivianas observó, a unos 100 mts. de una de las laderas del cerro El Zaire, que una sucesión de arbustos y de piedra de regular tamaño se encontraban calcinados, descartandose la posibilidad de que ello haya podido ser causado por los lugareños.
También empleados de un ingenio azucarero de los alrededores, afirmaban que en los últimos días fueron percibidos ciertos movimientos sísmicos de escasa magnitud, a la par de que, para la gente que habitaba desde hace años en la zona, llamaba poderosamente la atención cierto enrarecimiento del aire, particularmente en el área que circundaba las estribaciones de la cadena montañosa a la que pertenece el cerro El Zaire.
A todo esto, a poco de lo sucedido, ya se esperaba el arribo de científicos de la NASA a la ciudad boliviana de Padcaya, en el límite con Salta.
También había llegado a Salta el periodista César Mascetti, para el programa "Mónica presenta", de canal 13 de Buenos Aires, quien, luego de hablar con gente del diario El Tribuno y ponerse al tanto de lo sucedido, había partido a zona del suceso.
El diario El Tribuno se puso en comunicación teléfonica con la Administración Nacional Aeronáutica y Espacial de los estados unidos (NASA), en donde el jefe del Departamento de Información Pública, Sr. Kent Morris, dijo no tener ningún conocimiento al respecto, y aconsejó comunicarse con el Centro de Defensa Espacial, en Cheyene, Colorado Spring.
Aquí, el Capitán Thomas Koch, Director de Asuntos Públicos del organismo, dijo tener conocimiento del tema, pero no tenían registro de ningún elemento hecho por el hombre que hubiera caído en la zona.
En fín, a pesar del desconocimiento de estos buenos señores sobre lo que pasaba en estas lejanas tierras, ya para esos días la zona estaba atestada de extranjeros, rubios, altos y bonitos, y que no hablaban ni pío de castellano.
Ya estamos en el día 16 de mayo, y las noticias no cesaban de producirse. La noche anterior, en Catamarca nuevamente, se vió una flotilla, que pudo ser observada por gente de una confitería bailable, y declararon que los vieron en tres oportunidades en la misma noche, los objetos volaban agrupados en triángulo o en V, y se desplazaban de Este a Oeste y viceversa, a gran velocidad, emitiendo destellos lumínicos de color verde.
Para el 17 de mayo, ya se había aclarado la duda sobre el lugar de la caída, y en base a los testimonios se había determinado que el objeto que había caído tenía aproximadamente 40 mts. de largo. También se se sostenía que, con intervalos de 15 a 20 horas, la tierra registraba leves remezones, al tiempo que se verificaba en enrarecimiento en el aire, y por instantes se percibían emanaciones como de maderos y piedras calcinadas, cosa que fué comprobada por los enviados del diario salteño
Y como prueba de que el hecho no había pasado desapercibido, los periodistas coincidieron que entre los días 9 y 14, habían observado sobre la enmarañada e impenetrable selva la evolución de tres aviones, que a ratos realizaban círculos a baja altura. También se habían producido vuelos nocturnos con uso de reflectorres de mucha potencia y arrojando luces de bengala. Nadie certificó si se trataba de aviones de la fuerza aérea boliviana o de otra nación, pero tanto del lado argentino como del boliviano, se negó haber realizado vuelos nocturnos.
En fín, aquí viene lo bueno
El día 18 llegó a Tarija un avión turbo hélice de la Fuerza Aérea Norteamericana, que transportaba al Coronel Simmons y al Mayor Jhon Heide, quienes declararon que su presencia en la zona obedecía a motivos turísticos (si señores, no es broma, tal cual decía en el diario salteño). También llegaron varios técnicos de la NASA a Buenos Aires, con intención de dirigirse a Salta y luego a la zona del impacto.
En Bolivia se organizó además, una expedición con gente de la Comisión Boliviana de Energía Nuclear, (OCOBOEN), que llevaba instrumental para medir todo tipo de radiaciones, un ingeniero geólogo, un experto en geología y materiales radiactivos, y el titular del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Tarija, además de un astrónomo.
Finalmente, después del 23 de mayo se cerró el caso, por parte del Gobierno Boliviano se informó en un primer momento que se consideró que se daba por terminada la investigación por considerar la Comisión Científica que el objeto había caído del lado argentino, pero sin embargo, en esos días se cerró el acceso al cerro El Zaire. Por su parte, el Gobierno Argentino dió por terminada la búsqueda por no hallar nada en territorio nacional.
Dos ufólogos norteamericanos aguardaron el regreso de la expedición, se trata de Bob Pratt y Charles Tucker. Pratt, un periodista especializado en ovnis, escribía para el mensuario National Enquirer, con una tirada de seis millones de ejemplares, y Tucker, director de la Internacional UFO Bureau (Oficina Internacional de Objetos Voladores no Identificados), recorría el mundo levantando testimonios y procurando pruebas que permitan dilucidar el enigma de los ovnis. Ambos llegaron vía Río de Janeiro a Santa Cruz, de allí a Tarija, y en taxi hasta Las Cañas.
Hasta aquí el relato del caso, me he basado en artículos del diario salteño El Tribuno, de diarios bolivianos, testimonios de gente que vivió el suceso (algunos de los cuales entrevisté personalmente), y la narración de uno de los periodistas de la expedición enviada por el periódico salteño.
Pero no quiero dejar de citar al Profesor Don Pedro Romaniuk, miembro en retiro de la Junta Investigadora de Accidentes de Aviación de la Fuerza Aérea Argentina, que se ocupó del caso también en esa época. En su libro "Argentina, tierra bendita - Platillos voladores sobre América" cuenta cosas que no trascendieron en los diarios .
Entre los testimonios que cita está el de tres ingenieros bolivianos, que contaron que el objeto pasó sobre sus cabezas, a unos noventa metros de altura, era cilíndrico, brillante y de unos cuatro metros de diámetro, lo vieron hasta chocar violentamente contra la ladera de El Zaire, y que el impacto fué tan violento que los obligó a arrojarse al suelo, en ese momento sobrevino un gran temblor de tierra.
También cuenta Don Pedro Romaniuk que la zona fué declarada en emergencia militar por las autoridades bolivianas, y se impidió el acceso de la prensa y curiosos, a la vez que el operador de la Oficina Nacional de Tarija, Mario Puca, informaba que desde el día de la explosión, todas las comunicaciones tenían interferencias.
La gente de la expedición boliviana, científicos, geólogos, etc., declararon que habían sobrevolado la zona y habían observado un cilindro sumamente brillante y metálico en el fondo de la espesa vegetación selvática, toda la zona presentaba un aspecto desolador y tétrico, donde probablemente había radiactividad, por lo cual se tomaban medidas de seguridad.
El Teniente Osvaldo Prado (ya lo mencioné al principio de esta historia), localizó el punto exacto de la colisión, tomó fotografías donde se veía el desmoronamiento de la ladera sur del cerro El Zaire, las rocas graníticas y demás minerales habían desaparecido.
También menciona en su libro a los periodistas salteños, quienes dijeron haber visto el objeto, con deformaciones, quizás como resultado del impacto, que se hallaba en una hondonada con espesa vegetación y que reflejaba el sol.
Categóricamente, afirma Don Pedro Romaniuk, que el ejercito norteamericano cargó con todo y se lo llevó. El 14 de mayo llegó un ingeniero de la NASA y allí comienzan los misterios. No fué posible ningún contacto ni entrevista ni fotografía hasta que la gente que lo acompañaba volviera a Estados Unidos.
Pedro Romaniuk
El 18 de mayo, a las 14,30 hs. aproximadamente, llegaron en un enorme avión turbo hélice de la USAF a la base aérea de Tarija, el Coronel W. Simmons y el Mayor Jhon Heide (también los mencioné antes, recuerdan?, los que venían por motivos turísticos). Al día siguiente una comisión científica trajo hasta Tarija varias cajas y un enorme bulto envuelto y pesado, que fué levantado por cinco hombres. Se usó un jeep para trasladar material hasta el avión, al que subieron el coronel, el mayor (los turistas), el avión levantó vuelo y no regresó nunca más.
Conclusiones
Hasta la actualidad, el caso ha permanecido sin esclarecer para gente que lo mantiene en el recuerdo. ¿Hubo encubrimiento?, pues al parecer, desde la aparición en escena de la gente de la NASA, todo comenzó a ponerse difícil para los periodistas e investigadores, y, si realmente no se trataba de un artefacto extraño, ¿porqué no se dió a conocer un comunicado donde se explicaba de qué objeto se trataba y a qué motivos obedecía la presencia de extranjeros?
Las declaraciones de Simmons y Heide, que tomé del diario de la época, y que rayan en lo ridículo (motivos turísticos de su presencia en la zona), no hacen más que poner un velo de sospecha en toda la situación.
La falta de conclusiones definitivas de la expedición científica boliviana hacen pensar en una coacción para no dar a conocer los resultados de su investigación. Su determinación final de cerrar el caso por considerar que el objeto había caído en territorio argentino, cuando todos los testigos coincidían en que el impacto había ocurrido en territorio boliviano refuerzan aún más la sospecha.
Los abundantes testimonios de los pobladores de la zona sobre enrarecimiento del aire, remezones de tierra a repetición, desbande de animales y sensación de electricidad en el cuerpo nos hacen pensar que el objeto precipitado no era simplemente un meteorito, o un satélite.
También me llama la atención la ingenuidad de las respuestas de la gente de la NASA y del Centro de Defensa Espacial de Estados Unidos, que declararon al diario salteño no tener conocimiento de la situación, cuando en esos momentos, la zona del impacto estaba llena de sus conciudadanos, ¿no es que son ellos los mejor informados del mundo?
En fín, hay muchos puntos en los que nos podemos basar para concluír que algo muy extraño ocurrió en 1978 en la frontera argentino-boliviana. Si no se trató de una nave extraterrestre, al menos algo muy importante cayó para generar tanto movimiento sospechoso.
Fuente: http://www.freewebs.com/bibianabryson/ovnisenlahistoria.htm#379448391
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