Los primeros en detectar la señal fueron los operadores de sónar de los submarinos estadounidenses de la clase Oberon que circulaban bajo las aguas de la Antártida.
Corrían los años 60, en plena Guerra Fría, y en sus paneles captaban una señal repetitiva, con una frecuencia audible entre los 50 y los 300 Hz, así que no es extraño que empezaran a correr las teorías sobre su origen.
¿Estaban los soviéticos detrás de aquella señal? ¿Se trataba de algún nuevo dispositivo submarino?
El sonido consiste en una serie de pulsos repetitivos con intervalos de 3,1 segundos entre series que se produce durante el invierno austral y cesa misteriosamente en octubre. Aunque se detecta por una amplia región, los científicos registran su señal con especial persistencia en una zona conocida como cañón Perth, cerca de las costas australianas, y por su carácter repetitivo lo bautizaron como bio-duck (bio-pato). Suena así:
Cincuenta años después, el equipo de Denise Risch, del servicio meteorológico estadounidense (NOAA), acaba de desvelar el origen del misterioso sonido. En un trabajo publicado esta semana en Biology Letters, los investigadores aseguran que se trata de la llamada de una especie de ballena, conocida como rorcual austral (Balaenoptera bonaerensis), que casualmente es la especie de ballena más perseguida por las flotas de pesca japonesas.
El sonido, aseguran los científicos, "puede ser atribuido exclusivamente al rorcual austral" después de haberlo comprobado con un sencillo experimento.
En el año 2013 colocaron sensores a dos de estas ballenas y registraron varias horas de sonido submarino de estos animales mientras nadaban con otros 40 ejemplares de la misma especie. Aunque los receptores registraron solo 32 llamadas claras, han sido suficientes para que los investigadores hayan encontrado una coincidencia casi total con el sonido "bio-duck" y estén en condiciones de anunciar el descubrimiento.
El estudio deja, sin embargo, algunas incógnitas por resolver, como cuál es el propósito último de estas ballenas al emitir un sonido tan repetitivo.
Los cetáceos usan los sonidos para atraer a sus parejas o para navegar y en algunos casos es competencia casi exclusiva de alguno de los sexos.
Gracias al amplio registro de la señal de "bio-duck" realizado durante todos estos años, los científicos confían en reconstruir sus patrones migratorios, aunque al haber registros al sur de Australia y del continente americano ya sospechan que algunos se quedan en la Antártida todo el año y otros se mueven hacia otras latitudes.
Fuente: http://vozpopuli.com/next/42230-desvelan-el-origen-del-misterioso-sonido-bajo-la-antartida
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