Todo comenzó en Oslo en 1928. El profesor Carl Störmer, especialista en ondas electromagnéticas, y el técnico holandés Van der Pol iniciaron una serie de experimentos: enviaron al espacio señales de radio de diferente longitud de onda cada 30 segundos.
Tres semanas más tarde, su receptor captaba las mismas señales pero, para su sorpresa, con intervalos de tiempo diferentes de entre 3 y 15 segundos. Ninguna de las teorías (influencia lunar, reflexiones en las nubes, radiaciones cósmicas) que trataron de explicar el fenómeno se mostraba consistente.
Durante los años 1929, 1934, 1947 y 1949 se repitió el experimento en numerosas ocasiones, siendo esta vez recibidas las señales por varios grupos independientes repartidos por el globo. De nuevo se producía la inexplicable "reordenación" de las señales.
Ya en 1960 un profesor del Instituto Radioastronómico de la universidad de Stanford declaraba que <
El astrónomo escocés Duncan Lunan, presidente de la Scottish Association for Technology and Research, se interesó por estas experiencias y puso en práctica las suyas propias.
Con los intervalos de tiempo obtenidos en el experimento de 1928, transpuestos por medio de una rejilla cifrada en segundos, halló una especie de "mapa" interestelar que señalaba a la constelación Épsilon del Boyero.
De los datos de los diferentes experimentos realizados a lo largo de los años obtuvo nuevos "mapas" celestes, que siempre mostraban la misma constelación.
En 1973 Lunan publicaba sus conclusiones:
•Dicho satélite lleva a bordo un ordenador capaz de reaccionar a las ondas de radio terrestres, que son registradas y devueltas en intervalos "inteligentemente" disuestos.
•Hasta ese momento, había sido descifrada la siguiente información (expresada en forma de mensaje): "El centro de nuestro sistema es la estrella Épsilon del Boyero, una estrella doble. Vivimos en el sexto de sus siete planetas, contando a partir del mayor de los dos soles. El primer planeta, el tercero y el sexto poseen una luna, el cuarto tiene tres. Nuestro satélite se encuentra actualmente en órbita alrededor de vuestra Luna.
Por ahora no ha podido ser demostrada la existencia de dicho satélite. Algunos afirman que podría hallarse en un Punto de Lagrange, es decir, un punto del espacio donde las fuerzas gravitatorias de la Tierra y la Luna quedan compensadas manteniendo al objeto en reposo respecto a los dos cuerpos. Otros creen que se trata de algún fenómeno atmosférico o cósmico que aún no ha sido explicado. También hay quien lo asocia a los objetos vistos por los astronautas en órbita.
Erich von Däniken, autor del libro donde he obtenido esta información (El mensaje de los Dioses), añade esta curiosa "prueba" a la larga lista que, según él, demuestra que el hombre fue visitado por civilizaciones extraterrestres en diversos momentos del pasado. Según su opinión, en una de esas visitas, los Dioses (como él los llama) depositaron este artefacto en un punto que garantiza dos condiciones:
1.Que ninguna guerra, accidente o cataclismo pudiese destruir su "mensaje".
2.Que este mensaje solo pudiese ser leido cuando la humanidad alcanzáse cierto grado de desarrollo.
Siempre polémico y siempre, en mi opinión, audaz en sus teorías, von Däniken es capaz de sorprendernos, casi zarandearnos, en cada uno de sus libros, que el tiempo dirá si son acertados o no, pero que yo os recomiendo totalmente leer. Más adelante os contaré algunas de sus más curiosas teorías.
Fuente: http://todomiedo.cl/?a=1617
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