Hace treinta y un años, Coghlan se conmocionaba por la supuesta aparición de seres extraterrestres: los famosos enanitos verdes. La versión recorrió el país y fue tema de numerosos medios periodísticos. Nosotros reconstruimos el caso apelando a los pocos recuerdos de los vecinos y a la crónica de un especialista en la materia: Fabio Zerpa.
Por Marcelo Benini
La madrugada del martes 3 de abril de 1984 no fue una más para Coghlan. Ese día, en apariencia uno como tantos otros, pasaría a integrar el anecdotario del barrio a fuerza de un hecho sobrenatural: la presumible aparición de unos seres diminutos, de color verde, en las cercanías de la estación.
El caso es digno de un capítulo de Los expedientes secretos X, la exitosa serie televisiva
Fabio Zerpa tenía razón...
...hay marcianos entre la gente. Eso es lo que al menos canta Andrés Calamaro. El conocido “cazador” de OVNIs y extraterrestres se interesó en el “Caso Coghlan” y visitó el barrio para estudiar la posible presencia de seres de otros mundos. La historia fue publicada en la revista En la cuarta dimensión, que el mismo Zerpa editó durante 18 años.
“Nuestra investigación se centró sobre los hermanos Carlos y Gustavo M. por una parte y el señor Andrés P. por la otra. Los primeros eran dueños de un negocio de artículos de limpieza en Nahuel Huapí y Rómulo Naón, ubicado a 100 metros de la estación Coghlan, mientras que Andrés era dueño del negocio de restaurant y parrilla instalado al borde de las vías del ferrocarril, sobre la avenida Monroe”, cuenta Zerpa, quien prefiere reservarse las identidades de los testigos.
De acuerdo con los testimonios recogidos por el investigador, en la madrugada del 3 de abril los hermanos transitaban por el andén de la estación, departiendo sobre las pequeñas incidencias del trabajo del día, cuando vieron una luz que avanzaba por las vías del ferrocarril. Al principio no le prestaron mayor atención, por cuanto supusieron que podía tratarse del foco de una locomotora. La siguieron distraídamente con la vista, pero llegando al extremo del andén se alertaron porque aquella luz, en lugar de seguir el riel, se desvió y entró al parque lindante.
Entonces sucedió lo imprevisible. De la luz surgieron cuatro o cinco seres pequeños, color verde, que se desparramaron por el lugar. Tenían aproximadamente cincuenta o sesenta centímetros de altura, su color era verde y provenía del conjunto de su figura, ya que ellos no pudieron apreciar que llevaran atuendo de ninguna naturaleza.
Atónitos, pero sin temor, los hermanos observaron sus movimientos.
Los seres parecían ignorarlos,
atareados en su propio quehacer o juegos. “Corrían por todos lados, eran tan rápidos que no podía individualizarlos para poderlos contar. Cambiaban de sitio, subían a los árboles, entraban al playón de cemento”, relataron en su momento los hermanos, quienes presurosos fueron a buscar a Andrés a su negocio. “Al principio lo tomé como una broma y seguí haciendo mis tareas, pero me llamó la atención su gran excitación -declaró Andrés-. Algo en ellos decía que era cosa seria, los seguí y al llegar a la punta del andén el sorprendido fui yo. Allí estaban esos hombrecillos, como ellos dijeron. No sé bien cuántos había porque se desplazaban constantemente, pero seguro eran más de cinco. Algunos de color verde, otros de color naranja”.
Zerpa sostiene que los tres testigos son personas de buena reputación y sano juicio. “Coghlan es una zona donde se han observado con anterioridad una gran cantidad de extraterrestres cerca de las vías del ferrocarril”, agrega con convicción.
norteamericana que recrea fenómenos paranormales. La prensa mostró curiosidad por el tema y así fue que diarios, revistas y canales se acercaron a la zona para conocer lo ocurrido. Sin embargo, como todo suceso que responde más a la fantasía que a la realidad, hoy está prácticamente borrado de la mente de los vecinos. La mayoría no recuerda la fecha en que se produjeron los acontecimientos -en general la confunde- ni guarda recortes periodísticos de la visita de estos extraños hombrecillos verdes. Apenas si conserva un vago recuerdo del hecho y desconfía de su verosimilitud. Con la excepción, claro está, de una persona.
Otras voces
Según el historiador Emilio Bence, que posee una inmobiliaria en Congreso al 3400, la versión de los enanitos verdes fue lanzada por el dueño del quiosco de golosinas que está del lado del andén que va a Bartolomé Mitre. “El muchacho era arquitecto y tengo entendido que murió hace poco tiempo -cuenta Bence, mientras enciende un cigarrillo-. Sé que la madre vive en una de las torres de Pedro Ignacio Rivera.
El contaba que había visto a los famosos seres corriendo por el parque con los primeros rayos del sol. Recuerdo que muchos vecinos se acercaban al lugar, especialmente a primera hora del día, para tratar de descubrirlos. No tengo dudas de que la usina de esta historia fue ese kiosco. Yo conversé con su propietario algunos meses después y me confirmó lo que había visto delante de otros vecinos, pero debo aclarar que nunca le creí”.
Bence revuelve en su memoria, en busca de más pistas. Nos confirma la visita de Zerpa y también nos informa que el supuesto episodio fue publicado en Diario Popular o Crónica, pero que no está muy seguro. Nosotros no pudimos comprobarlo, ya que en la Hemeroteca del Congreso esos diarios no están disponibles para su consulta. En cambio sí rastreamos en las ediciones de Clarín y La Razón, donde no encontramos huella alguna de los enanitos verdes. “Mucha gente creyó en el hecho y lo comentaba como si se tratara de algo real, mientras que otros sostenían que era una fantasía inventada”, agrega Bence. Ciencia ficción o realidad, la difundida aparición de extraterrestres en Coghlan prendió de tal manera que a los pocos días se trataba de un tema excluyente entre los vecinos del barrio.
El mito continúa...
Otros medios periodísticos de la época donde se supone que el tema ocupó generoso espacio, ya que lamentablemente no nos fue posible confirmarlo a lo largo de esta investigación, fueron la extinta revista Libre y los programas de televisión Nuevediario -¿nos habrá visitado José de Zer?- y El espejo, conducido por Víctor Hugo Morales. “Hacia esa época yo estudiaba dibujo y recuerdo que una de mis compañeras le dijo al profesor que la declaración del adolescente que Canal 9 había entrevistado como testigo no era seria. Ella lo conocía, ya que era hijo de una vecina del barrio, y afirmaba que era medio tontito (sic), que seguramente había inventado el cuento de los extraterrestres”, recuerda Sergio Calandra, un vendedor inmobiliario que reside en Rivera y Estomba.
Fuente: http://periodicoelbarrio.com.ar/nota_anterior.asp?url=N32notadetapa.html&anio=3&nro=32&mes=NOVIEMBRE&fecha=2001
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