Para los crédulos y para los incrédulos, la imagen que se ve en el video filmado con un teléfono celular es la misma: un aparato de TV, un bebé de un mes y medio y detrás de él, la figura de una anciana de cabello blanco.
La filmación sería parte de una rutina familiar, si no fuera porque la mujer que aparece está muerta hace casi dos años. Entonces, se convierte en la historia que conmueve al tranquilo distrito de Costa de Araujo, en Lavalle.
La historia, contada por Pedro Cacho Guakinchay –hijo de Amelia Alvarado, la mujer fallecida– al periodista de Canal 7 Marcelo Ortiz, durante su programa Buen Día Argentina, no tiene ningún doble fondo: consiste solamente en esa supuesta aparición. En la familia, nadie siente miedo, más bien todo lo contrario: creen que es una forma de demostración afectiva de la abuelita.
Sin embargo, no parece ser el único fenómeno paranormal que ocurre en el pueblo. Félix Arancibia, un empleado del cementerio donde está enterrado el cuerpo de la anciana, dijo haber visto a un hombre desconocido parado en el extremo izquierdo de la zona de los nichos, en reiteradas oportunidades. Aseguró, además, que una de las veces que intentó interceptarlo, perdió el equilibrio inexplicablemente. Sugestión o verdad, lo cierto es que los costeños han comenzado, al menos, a inquietarse.
La historia
Pedro Guakinchay vive con su mujer, Lidia Villegas, y tres hijos: Amanda (22) Johana (19) y Andrés (17). Además, comparte la casa con su nuera, Carla, y su nietito, Benjamín, de dos meses. El hombre cuenta que el 19 de julio, su hija mayor, Amanda, filmaba a su sobrino con el celular. Cuando vieron las imágenes, quedaron conmocionados. La abuela, fallecida en noviembre del 2009, aparecía detrás del bebé.
“No tenemos miedo, creemos que es algo bueno, es mi madre que quiere comunicarse con nosotros”. Cacho piensa que tiene que ver con que, cuando la abuela falleció, él y su familia se encontraban en Buenos Aires. Es que su hijo menor, Andrés, iba a ser probado para jugar en las inferiores de Boca. “Mi mamá estaba enferma, internada en el hospital El Carmen, pero nos pidió que nos fuéramos igual, que esta era una oportunidad única para Andrés”.
En cuanto a la filmación, Cacho y su familia no querían darla a conocer, pero fue inevitable. Ahora piensan en consultar con un sacerdote, pero simplemente para saber si lo que puede haber ocurrido es que la abuela tenga aún que comunicarse con sus familiares o demostrarles su amor. Para el médico Marcelo Álvarez, especialista en cuidados paliativos, esta puede ser también una forma de reparación de la familia, que no se encontraba con la enferma en el momento de su muerte. Es parte de un duelo que tanto el hijo como los nietos no terminan de realizar.
Fuente: http://www.diariouno.com.ar/edimpresa/2011/08/24/nota280196.html
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