Roger y Carolyn Perron compraron la casa de sus sueños en Harrisville, Rhode Island, en los meses de invierno de 1970.
Estaban muy contentos por estar viviendo en una casa llena de historia y se sentían ansiosos por criar a sus cinco hijas en un lugar tan idílico. ¡Qué equivocados estaban!
Roger y Carolyn desconocían que dos antiguos residentes de la casa se ahorcaron ellos mismos de una de las vigas del granero.
A raíz de la llegada de la familia Perron a la casa, comenzaron a ocurrir situaciones más allá de lo comprensible.
‘Empezamos a ver espíritus.
La mayoría de ellos eran benignos, incluso algunos de ellos ni siquiera parecían darse cuenta de que estábamos allí, pero la verdad es que ocho generaciones de familias vivieron y murieron en esa casa antes de nuestra llegada, y algunos de ellos nunca se fueron’, explicó Andrea, una de las hijas de la pareja.
Al principio. muchos de ellos parecían ser inofensivos, como una entidad que olía las flores y las frutas, que daba un beso de buenas noches a los niños en la cama o el espíritu que barría la cocina.
Todos los fenómenos paranormales parecían estarle sucediendo a la familia Perron, así como objetos que se movían solos, misteriosos golpes en las puertas o extraños susurros en la noche.
La familia explicaría que quizás el fenómeno más aterrador era el sonido de algo que golpeaba la puerta principal de la casa por la noche, despertando a todos. Había, obviamente, algunos espíritus muy perturbados conviviendo con los Perron.
‘Uno de los espíritus se llamaba ‘Manny’, él era un alma compasiva. Creemos que en realidad era Johnny Arnold, que se suicidó en el granero de la casa en el 1800. Vigilaba la casa y cuidaba de nosotros. Siempre se aparecía en el mismo lugar, en el pasillo del frente entre el comedor y la cocina. La aparición fantasmal siempre se apoyaba contra la puerta y ponía una sonrisa torcida como si él se estuviera divirtiendo con los niños. Tan pronto como lo veíamos y hacíamos contacto visual, él desaparecía’, recuerda Andrea.
Cada miembro de la familia en realidad veía a uno de estos espíritus errantes por toda la casa. Pero no fueron los únicos en experimentar todo estos fenómenos, porque la familia que vivió en la casa antes de los Perron también compartió fenómenos ciertamente aterradores:
‘Todos los que han vivido en la casa que conocemos han experimentado algún tipo de fenó menos sobrenaturales’, dijo Perron.
‘Algunos incluso han salido gritando y corriendo temerosos. Un hombre que se acercó para comenzar la restauración de la casa salió gritando, sin su coche, sin sus herramientas, sin su ropa. Nunca regresó a la casa y los propietarios de tierras adyacentes abandonaron sus hogares’.
Los Perron recuerdan perfectamente las características de las entidades que veían. A veces, los espíritus parecían opacos, aparentemente sólidos, y otras veces eran translúcidos o en forma de niebla. También afirmaron que los espíritus se comunicaban con los miembros de la familia por telepatía.
Después de sufrir todos estos episodios, que en algunos casos eran violentos, Roger y Carolyn Perron se pusieron en contacto con Ed y Lorraine Warren, unos investigadores paranormales.
Los Warren investigaron la actividad sobrenatural en la casa mientras la familia vivía allí. Durante una sesión de espiritismo, algo salió mal, despertando una terrible presencia. La señora Warren creyó que se trataba de Bathsheba, un ‘alma olvidada de Dios’.
Bathsheba quería el control sobre Carolyn Perron, pues el espíritu se creía la dueña legítima de la casa. Pero el espíritu deseaba a Roger y codiciaba a los cinco hijos.
Carolyn explicó que el espíritu se le acercaba por la noche y la describía como un ser con una cara espantosa, deforme y con el cuello roto.
La leyenda local y el folclor cuentan que Bathsheba era sospechosa de ser una bruja practicante y fue acusada de sacrificar a un bebé como una ofrenda a Dovahkiin, el diablo encarnado.
Más de dos docenas de muertes misteriosas y trágicas ocurrieron en la propiedad, pero a pesar de que fue absuelta de toda culpa en una sala de justicia ella siempre fue culpable ante la opinión pública.
Bathsheba vivió una vida miserable y murió anciana en 1,885 de una extraña forma de parálisis que, según el médico forense que la examinó, era ‘impresionante y completamente inexplicable’.
A pesar de la ayuda de Ed y Lorraine Warren, acabaron perjudicando a la familia. Los Perron se quedaron en la casa durante diez años más antes de poder marcharse definitivamente, pero los ho rribles fenómenos que ocurrieron dentro de las paredes de la casa se quedaron con ellos para siempre.
Fuente: http://www.elsiglo.com/mensual/2013/07/07/contenido/665844.asp
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