La historia comienza a partir de la muerte de su marido, en un accidente que se registró en la ruta nacional 12, a la altura de Puerto Libertad.
Verónica reside junto a sus tres hijos (20, 16 y 12 años) en el barrio Eldorado V. Enfrente vive su vecina Adela, cuya hija, Carla (17), está postrada en una silla de ruedas. “Desde hace cuatro meses está en esta situación, ella tuvo una enfermedad y no sabemos puntualmente qué tiene”, contó su madre.
En la madrugada de un domingo, cerca de las 2, Adela llamó a la puerta de Verónica, anunciándole la “presencia” de su marido, quien quería dialogar con ella.
“No lo podía creer, porque hacía horas que lo habíamos enterrado en el cementerio, pero me insistieron y fui. Allí me encontré con Carla, que exhibió un cuaderno donde estaba redactando; Hugo decía que estemos tranquilos, que no sufran tanto por su partida.
Estuvimos hasta las 8 de la mañana hablando. Muchos dirán que estamos un poco locos, pero a nosotros no nos interesa; es más, todo esto vino a ser un consuelo grandioso a mis hijos, porque de lo contrario no sabríamos qué iba a pasar”, confió.
Carla es una chica con una conducta sobresaliente, según la definen sus vecinos. Añaden que pocas veces tenía contacto, ya que siempre fue muy reservada y sufría un cuadro de epilepsia, que con el tiempo se fue agravando.
“Hugo tenía un cariño especial por ella, en sus escritos menciona que ella es un ángel, y pidió que cuando gane el juicio del accidente la llevara al Hospital Garrahan, porque dijo que lograría curarse”, indicó Verónica.
Adela asiente con la cabeza y aporta datos de este encuentro casi inexplicable. Incluso estuvo el padre Eduardo, de la parroquia del kilómetro 11.
“Hola, soy Hugo, estoy en un lugar hermoso, el Barba (Dios) me trajo con él…”, dice el escrito que Carla le entregó al sacerdote.
En cuadernos y papeles sueltos hay varios escritos que se le atribuyen al espíritu de Hugo. Incluso se puede ver una caricatura de su persona y un croquis del accidente. “Le pregunté cómo había sido, y empezó a dibujar”, dijo Verónica.
En uno de sus relatos, la mujer contó que Hugo preguntó quien sería el abogado para llevar adelante el juicio por el accidente. “Le cuento el nombre y me dice que no, que ese es un chanta. Quería a otro, pero no le hice caso y fui a ver al que me gustaba; cuando vuelvo, veo el escrito donde decía que yo era terca, cabeza dura. No tuve otro remedio y le hice caso”, dijo sonriendo.
El supuesto espíritu del fallecido también pidió “la camiseta de River y el control remoto de la TV”, y se puso a ver fútbol.
Según Verónica, Hugo la estuvo buscando desde el mismo viernes en que murió. “Vengo a contarles que estoy en un hermoso lugar”, dice el mensaje.
El último escrito está referido a Carla: “Ella necesita tiempo, pero el Barba toma la decisión. Tienen que cuidarla, es como un ángel en la tierra”.
Desde hace una semana, explicó Verónica, no hubo contactos. “Me dijo que vendrá a hablar cuando sea necesario”, señaló.
Fuente: http://www.territoriodigital.com/notaimpresa.aspx?c=1490485372065222
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