Aparece una niña fantasma en country de zona oeste ~ Misterios en la Web

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lunes, 20 de abril de 2009

Aparece una niña fantasma en country de zona oeste

Cuando cuatro mujeres que disputaban un partido de tenis interrumpieron el juego para permitir el paso de una nenita vestida de blanco, a la que sin embargo sólo dos de las contendoras veían, lejos estaban de imaginar que la extraña situación de la que eran testigos guardaba íntima relación con un caso de ribetes paranormales frecuente en un country del Gran Buenos Aires




El episodio, ocurrido hace unos años en el Club de Campo La Tradición, en la localidad de Francisco Alvarez, a 38 kilómetros del Congreso, no fue el único que dejó un aura de misterio en el bucólico escenario donde más de un vecino suele matizar las reuniones de fines de semana con las historias que tienen como protagonista excluyente el fantasma que ronda el country.

La leyenda no tendría mayor sustento y encerraría en un hecho anecdótico si una visión similar a la de las jugadoras de tenis no hubiera erizado la piel de tres adolescentes residentes en La Tradición, que una noche tuvieron el acompañamiento silencioso de una chiquita también ataviada de blanco según el reflejo que devolvía el vidrio de una ventana.


De no creer

El testimonio de residentes en el country y las aun impresionadas versiones de los testigos directos de las experiencias señaladas, nos permitió reestructurar esta singular historia que podría tener para estudiosos en el tema otras manifestaciones por parte de la misma entidad pero que no fueron visualmente percibidas.

El apunte de los expertos apunta en que no sólo los moradores de La Tradición pueden haber visto la figura espectral en distintos puntos del country, sino que esa presencia hasta pudo haber sido percibida como una alteración térmica o la sensación de estar siendo observados por alguien o algo que no se ve pero que, sin embargo, está.

El primero de los casos, que dejó boquiabiertas puntualmente a dos de las cuatro vecinas del country que jugaban al tenis, dominó por mucho tiempo las reuniones en torno a la sala de estar del house del club de campo, donde las mujeres de esa historia relataban no sin excitación lo que había vivenciado en la cancha de tenis de La Tradición.

La nena de blanco

En el court, en aquel momento, dos de las jugadoras esperaban el saque de una de sus rivales, acción que al demorarse derivó en el pedido de mayor celeridad para poner la pelota en juego. “Esperá que pase la nena”, respondió la mujer a cargo del servicio mientras su compañera asentía.
“¿Qué nena?” fue la respuesta que vino del otro lado de la red. “La que está pasando, ¿no la ven?” contestaron casi a dúo las dos integrantes del equipo que, apenas instantes después, vieron desaparecer la figura corpórea de una niña ataviada con un vestido blanco que les había captado la atención y acelerado las pulsaciones.
Reunidas en torno a la red del court, las jugadores que tenían el saque a su favor intentaban redondear una explicación que convenciera a sus compañeras de juego que en ningún momento vieron algo similar a lo descripto por sus adversarias quienes, por su lado, nerviosamente aseguraban haber sido testigo de algo por demás extraño.

En el mismo sillón

Un par de años después, el salón de usos múltiples del country fue el que recibió la visita del pequeño espectro vestido de blanco, esta vez para acelerar los latidos de tres jovencitos que se divertían junto con otros pares en la noche del sábado. Dos varones y una mujer, de entre 15 y 16 años, coincidieron la mirada en el reflejo de la ventana cerrada donde comprobaron que en el sillón que estaban los tres sentados en realidad había cuatro personas. Claro, eso sí, sólo en el reflejo.
Cuando los chicos giraban la cabeza para ver quien estaba sentado con ellos en el sillón chocaban con el vacío pero al volver a mirar a la ventana veían algo que no podían entender: la imagen nítida de una niña de vestido largo y blanco indicaba que los adolescentes compartían el ámbito con algo más pero que desconocían.

La niña que vuelve
Otros compañeros se dieron cuenta que algo anormal sucedía con los chicos del sillón que frenéticamente giraban la cabeza para posar la mirada entre la ventana y el sillón. “¿Ven lo que nosotros vemos?” preguntaron con un hilo de voz para ver si sus amigos también visualizaban a la nenita.







Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20080728/20080728073522.htm

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